domingo, 27 de enero de 2013

Cuaderno de Ruta IV: Día Seiscientos siete

De súbito abandoné mi carrera. Es tiempo para el receso, es tiempo de respirar. Las manos en las rodillas, el corazón fuera del pecho y el aire, corto, casi huido. Seiscientos siete días después he vuelto.
Cuaderno de Ruta IV: Día Seiscientos siete

Es el recuerdo, pendenciero, el que me ha seducido. Soy yo, cándido, el que ha regresado. El paso de los años arroja luz a este paraje ahora desierto. Ya de las incipientes hojas a las que escribí solo quedan las ramas desnudas y grises. Las gotas tornaron lagunas, las nubes guirnaldas de seda. Brillan en el cielo, negras, las afanadas tejedoras mientras continúan su hilar.

También yo he cambiado. Mi lento caminar se disfrazó de prisa. Perdí el rumbo vacío que un día tomé. Crucé el océano para volverme a encontrar. Casi seis mil kilómetros no bastaron. Desanduve lo andado. Trepé hasta un punto elevado. El mundo bajo mis pies. Doscientos cincuenta y seis metros, tampoco fueron suficientes. Movimiento no significa adelanto. Seiscientos siete días después estoy en el mismo lugar.

Nadie recuerda como comenzó todo, no nos queda más que confiar mientras nos hablan de libertad. Mientras nos hablan de libertad, cuando lo único cierto es que somos personajes desahuciados en una tragicomedia in medias res