No
es algo de lo que esté orgulloso. Ni siquiera me lo planteé con anterioridad.
Pero, sea como fuere, lo único cierto es que el tiempo ha pasado y no se ha
parado ni un momento a esperarnos.
¿Se
han esfumado ya dos años? Parece mentira, así es. No me olvidé aún del tintineo
del cristal de la mesa, de mis rabietas, de mis negativas a pasar la tarde
allí. Lo odiaba, de verdad que lo odiaba, lo odiaba porque no lo podía
entender. No quiero que me malinterpretes, claro que quería estar contigo, pero
es solo que aún no lo sabía. Mis preocupaciones no se encontraban allí entre
franela y braseros, entre aspas de ventilador y puertas que entonces no se
podían abrir.
Yo solo era un niño, un niño al que secuestraban
para llevarme a un lugar de mayores, a sentarme en una butaca donde la
diversión siempre ganaba al escondite.
Ahora,
hoy, no sé si será cosa de Skillet y su Lucy, del cambio de hora, porque es
domingo, porque llueve o porque es otoño (probablemente sea esto último, Yoli
siempre dice que el otoño es para echar de menos) pero me viniste a ver.
¿No
es curioso lo bien que maquilla la ausencia el tiempo? Hoy al lavarme la cara
cayó el telón dejando desnudos los bastidores.
Ahora,
hoy, no sé si será cosa de que te echo en falta, pero dejaría a un lado mis
horas de diversión por unos cuantos minutos a tu lado, por conocerte mejor, por
volver a oír la melodía de tu sordo concierto de percusión. Las cambiaría por
todas aquellas veces que te hacías como que no oías, adrede, bromeando; por los millones
de anécdotas e historias. Las cambiaría por un simple abrazo tuyo, sin mediar
palabra. Las cambiaría por todos esos besos al saludarnos y despedirnos (solo
que en esta ocasión sería yo el que te pinchase a ti, si me vieras con esta
barba… ¡menuda me caería!).
Como
ya te dije, el tiempo no nos esperó. Los días pasan, las nubes continúan su
camino, las hojas se caen y se vuelven a levantar. Nada parece haber cambiado,
nada aparte del vibrar del cristal bajo tus dedos, nada aparte de tu media
sonrisa y de tu calor.
No
te preocupes, no será así por mucho tiempo más. Hablaré con papá. Quiero
volverte a ver, este viernes te iremos a ver.
Te
quiero.
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