26/12/2014
Quiero que te olvides de los martes,
que te olvides de mí.
No eres tú.
Es ella, que me pone cabeza
abajo, manos arriba. Es ella, que con una sonrisa se basta. Es ella, que a
codazos con las matemáticas me pregunta si es una más. Es ella, que hace tiempo
que se prometió que no creería en un para siempre.
Y luego soy yo, trapecista
estrella en la noria de mi cuarto, funambulista invitado en la cuerda de su
vida. Soy yo, que no me sé la tabla del 8. Soy yo, empeñado en ser el último.
No eres tú, pero tampoco lo son el
resto. Es ella, que es domingo.