domingo, 13 de julio de 2008

TODOS CONTRA EL TERRORISMO

Se cuenta por ahí que una profesora de primero de ESO en una aldea vasca explica en clase que ella es deBatasuna (brazo político de ETA), y entonces pide que levante la mano t odo el que también sea seguidor de Batasuna. Todos en clase, por temor a represalias por parte de la maestra, levantan la mano diciéndose abertzales, excepto una niñaque estaba sentada el fondo del salón.La profesora miró a la niña con sorpresa y le preguntó: -Martita, ¿Porque no has levantado la mano?. -Porque yo no soy de Batasuna. La profesora extrañado pregunto de nuevo: -Vaya, y sino eres de ETA ¿Entonces con quién simpatizas? -Con los españoles.- Respondió orgullosa la niña. La maestra, cuyos fanáticos oídos no podíandar crédito a algo así, exclamo: -Martita, hija mía ¿qué pecado has cometido para ser españolista? La niña muy tranquila le respondió: - Mi madre es españolista, mi padre es españolista y mi hermano también es españolista, ¡por eso yo también soy españolista!, -remató orgullosa y convencida la pequeña. - Bueno, - replicó irritada la profesora-, pero eso no es motivo para ser españolista. Tu, no tienes porque ser lo que sean tus padres. Por ejemplo, si tu madre fuera prostituta y drogadicta, tu padre vago, alcohólico y traficante y tu hermano atracador y homosexual, entonces, ¿tú qué serías? -Seguramente de BATASUNA. Respondió la niña.

2 comentarios:

jaramos.g dijo...

Entiendo que, a grandes rasgos, el poder es la capacidad que tienen algunas personas de dirigir la conducta de otras. El poder se recibe o se gana. Una vez obtenido, el ejercerlo es una posibilidad. También puede perderse. La pérdida significa una desposesión llevada a cabo por aquéllos sobre los que se debería recaer la acción de poder.
La profesión de enseñar, de educar, exige que el educador, el maestro, detente un determinado poder sobre los alumnos, sin el cual sería imposible su labor. De esto quiero hablar, a propósito de la historia de la maestra vasca.
Lo que ocurre en dicha historia es un suceso, mejor dos, de pérdida de poder. La causa es un abandono del espacio de relación en la que la maestra ostentaba su poder sobre los alumnos, el terreno de la enseñanza o la educación, y el deseo de situarse en otro ámbito, el de la urdimbre social en general, donde opera el poder económico, el político, el de la simple fuerza generada por el miedo, el uso de las armas, la amenaza, la autoridad, la riqueza y la pobreza, etc. Y ahí creo que está el error de la maestra, porque pretende mantener el poder que se le dio como docente, actuando como representante de un mero grupo social, que busca imponerse a otros.. Les lanza a los niños una pregunta – amenaza acerca de sus ideas políticas. Éstos, en su mayoría, le siguen el juego y se someten, posiblemente por miedo. Pero una niña (curiosamente, una niña no un niño, es decir, una persona del mismo sexo que la maestra) desactiva el mecanismo, enfrentándose a la profesora. No sólo no acepta la nueva autoridad que persigue ostentar, sino que se atreve a menospreciarla e incluso ofenderla.
La base del poder que la maestra, batasunera confesa, perseguía era el miedo. Cosa muy propia del grupo de afiliación. Pero, en el mismo momento en que una niña no tiene miedo y puede no resignarse a ser sometida, hay un desarme y la maestra queda indefensa. Ha perdido ya su poder como maestra y, además, el que logró disfrutar durante unos minutos, hasta que la alumna se defendió. Posiblemente, si se lo propusiese, podría recuperarlo, pero tendría que ser utilizando, a las claras, otros recursos distintos al simple apoyo en su antiguo poder magisterial. Recursos e instrumentos como los desde hace años vemos que emplean ciertos grupos políticos que son o están próximos al terrorismo.
La maestra queda en evidencia, gracias a la valentía de la niña (apoyada en la seguridad que le dan sus padres y hermano). Así queda claro cómo hay que relacionarse con gente de este jaez, sin miedo. El miedo es uno de los dos o tres grandes motores del comportamiento humano, que algunos saben manejar en busca del logro del poder. Para los que sufren el acoso, la mejor forma de no morir es hacer creer que estás dispuesto a morir “matando” (me refiero a “matar” en sentido amplio, claro está, y no a quitar la vida a los demás). Es decir, que estás dispuesto a perder la vida, pero no la libertad de pensar y hacer lo que crees.
En ciertos ambientes, no tener o no mostrar miedo supone una heroicidad. La niña de la historia es un poco heroína, ¿verdad?

jaramos.g dijo...

Enhorabuena por tu "entrada" sobre el terrorismo. Sí, es un anécdota que conocía, pero ya sabes que me gusta leer las historias que contáis, incluso si no son originales. Por razones que ya hemos hablado. Y por un motivo más: cada versión de un hecho es un hecho nuevo. ¿Por qué, si no, piden los niños a sus padres que les lean o cuenten una y otra vez los mismos cuentos?

P.S.: En mi comentario anterior acerca del poder, hay un párrafo donde falta un "que". Es este: "Recursos e instrumentos como los QUE desde hace años vemos que emplean ciertos grupos políticos que son o están próximos al terrorismo". Perdón.